Proyectos fotográficos anuales

En enero siempre nos entran las ganas de cambiar… «Año nuevo, vida nueva», pero normalmente solemos hacernos los mismos propósitos año tras año (ir al gimnasio, dejar de fumar, tirar los trastos, aprender inglés…) y quizá no hayamos valorado ningún buen propósito como fotógrafo en potencia para 2013.

No se trata de proponerse sin más ser mejor fotógrafo, sino fijarse unas metas definidas. Para esto hay que ser realista y tener bastante claras nuestras carencias y nuestros objetivos. Puede que queramos aprender a usar Photoshop o alguna herramienta de procesamiento que no dominemos, centrarnos más en un estilo concreto o simplemente retomar la fotografía o ser más constantes porque tenemos la afición un poco abandonada… sean cuales sean, una buena forma de conseguirlo es ponernos a nosotros mismos un reto fotográfico que nos obligue a cumplirlo.

Todos hemos oído hablar de los proyectos 365, que consisten tomar una foto diariamente durante todo un año. Muchos aficionados lo hacen y en redes como Flickr o 500px encontraremos infinidad de usuarios que lo han llevado a cabo (y algunos más de una vez) donde podemos ver la eficacia que tiene hacerlo. Al obligarnos a nosotros mismos a hacer una foto al día, también nos estamos obligando a mejorar, a ser más creativos y a esforzarnos cada vez más.

Pero no son las únicas iniciativas fotográficas que existen, también hay quienes hacen un proyecto de 52 semanas. Tomarse la molestia de hacer una fotografía al día (con su correspondiente planificación, la toma, el procesamiento y/o retoque, subirla a nuestro blog, etc.) no es un lujo que todos el mundo pueda permitirse. A veces no tenemos los medios, el tiempo o simplemente las ganas para hacerlo y es mejor no empezar algo que sabemos que vamos a dejar a medias. De ahí nace la alternativa de esta otra opción, muy recomendable también: haremos una foto semanalmente, todos los días de la semana.

Yo, por mi parte, he empezado un 52 semanas… ¡suerte a todos los que hagáis un proyecto nuevo este 2013!

1/52  Conversation with self

1/52 Conversation with self

El valor de los tutoriales en fotografía

No todo en esta vida se puede aprender solo… pero sí es cierto que muchas cosas sí. Como ya hemos dicho más de una vez, la fotografía en sí no es algo que uno pueda aprender solito al completo (necesitamos mucha crítica, ver una gran cantidad de trabajos ajenos y jamás nos vendrá mal mirar consejos, leer blogs y dejarnos ayudar por los que ya saben). Porque no debemos confundir eso de aprender solo con el aprendizaje individual. Quizá ser autodidacta implique pasar muchas horas de estudio y práctica sin nadie alrededor, pero eso no significa que no nos ayude nadie.

En Internet hay infinidad de páginas web y blogs muy útiles (la gran mayoría gratis) donde se nos enseña TODO lo que hay que saber acerca de la fotografía… pero también existen tutoriales. Esos tutoriales son compartidos normalmente de forma desinteresada por los autores y podemos encontrarlos de todo tipo. Yo últimamente he usado algunos completos acerca de cómo crear algunas imágenes determinadas en Photoshop, pero también podemos encontrar algunos de cómo hacer cosas muy concretas. (Por ejemplo, en la imagen no sabía cómo crear los hilos de la boca para que diesen una sensación más real, si pincháis en la imagen y lo acercáis, veréis que tienen hasta sombra).

Así que, si tenéis muchas ganas de hacer algo y no sabéis cómo (time lapses, fotos de larga exposición, fotomanipulación, autorretratos, lightpainting, etc), os animo a buscar tutoriales y seguirlos. ¡Veréis qué rápido se aprende!

Film Portraits 1: Coraline

 

Zoom digital: ¡huiiiiiiiiiiiiiiiid!

Hoy alguien me formulaba la siguiente pregunta: «¿En qué se diferencia la distancia focal del zoom? ¿No es lo mismo?» La respuesta puede parecer obvia, pero si no llevamos demasiado tiempo leyendo sobre fotografía, son conceptos que pueden confundirse (de hecho, pasa a menudo).

Como ya dijimos anteriormente, la distancia o longitud focal es es la distancia expresada en milímetros que existe entre en centro óptico de la lente y el foco. Como digo en esa misma entrada, a lo que llamamos «zoom» es al acercamiento y alejamiento de los cristales que contiene el objetivo. Para que nos entendamos, podríamos decir que el zoom es la capacidad del objetivo de variar su distancia focal. El efecto es ese, cuando miramos por el visor, la imagen se acorta o se aleja según aumentamos o disminuimos esa distancia.

Zoom óptico vs zoom digital

Una vez entendido esto, debemos saber que hay dos tipos de zoom, por así decirlo: el zoom óptico y el zoom digital.

El zoom óptico es del que acabamos de hablar: el objetivo tiene varias distancias focales y nos deja pasar de unas a otras; mientras que el zoom digital es la ampliación de la imagen a través del software de la cámara que estamos utilizando. Lo que hace ese software es aumentar la imagen, añadiendo píxeles basados en los que ya existen, creando la ilusión de que estamos más cerca.

Imagen de Taringa.net

Es igual que cuando pasamos una foto a nuestro ordenador y le damos al «zoom» en el visor de imágenes, veremos que simplemente es la misma imagen recortada y ampliada (de hecho, el resultado es mucho mejor cuando hemos tomado una foto y luego la recortamos en nuestro programa de edición que cuando lo hacemos directamente desde la cámara). La pérdida de calidad del zoom digital frente al zoom óptico es inmensa, por lo que no debemos dejarnos impresionar cuando el vendedor nos dice que la cámara compacta que nos ofrece tiene «12x de zoom», puesto que lo que significa eso es que la cámara tiene esa capacidad de «ampliar» la imagen.

Retratarse a uno mismo… ¿por qué no?

Muchos de los que empiezan con la fotografía normalmente se sienten atraídos por los objetos inanimados, las calles, las personas a lo lejos, los animales… y es una pena que muchas veces la vergüenza o la inexperiencia nos empujen hacia atrás y no lleguemos nunca a atrevernos con los retratos. Que se nos den bien o mal ya es otro asunto, por supuesto, pero yo considero que hay que probarlo todo para saber qué es lo que nos gusta. El retrato es un género en el que hay verdaderos artistas y tienes que tener ese «algo» que te convierta en un buen retratista, al igual que hay que tenerlo para ser un buen street photographer o un fotógrafo de macro, de catálogos, de stock, de paisajes, de deportes y un largo etcétera, pero nada debe impedirnos meternos un poquito a cotillear a ver si es lo que queremos hacer.

Pero lo que nos ocupa hoy es el tema de que, muchas veces, no tenemos a nadie con quien practicar. O simplemente, no nos apetece. Yo prefiero aprender por mí misma, yo sola y a mi ritmo… y eso no suele ser compatible con trabajar con otras personas. Por la sencilla razón de la paciencia. Quizá no porque el «modelo» a quien le estés haciendo las fotos no la tenga (vamos a contar con que, al ser principiantes, necesitamos estar constantemente probando, borrando, haciendo la misma toma mil veces con ajustes diferentes, etc.) sino por ti mismo. Yo muchas veces me agobio al tener que hacer todo esto, pensando en que la otra persona se aburre o se impacienta. Así que, ahora que estoy aprendiendo a usar Photoshop, he decidido utilizarme a mí misma para mis fotos.

No debe darnos ningún tipo de vergüenza, es algo muy divertido y disfrutaremos muchísimo haciendo las fotos… no solo en el momento de prepararlas o posar, sino también en el procesamiento: no hay nada como arreglarse a uno mismo. Además no hay más expectativas que las tuyas propias y si todo sale mal… no tienes más que descartar lo que has hecho y probar otra vez. Hay que recordar también que esto no es nuevo… se lleva haciendo desde siempre, en la fotografía y en la pintura.

Frida Kahlo

Vincent Van Gogh

Robert Doisneau

Alberto García Alix

Aprovecho para colgar un vídeo que, aunque ya lo habréis visto la mayoría, resulta muy interesante. Noah Kalina, que estuvo 6 años haciéndose un autorretrato al día, hizo después un montaje para ver cómo había cambiado: