Zoom digital: ¡huiiiiiiiiiiiiiiiid!

Hoy alguien me formulaba la siguiente pregunta: «¿En qué se diferencia la distancia focal del zoom? ¿No es lo mismo?» La respuesta puede parecer obvia, pero si no llevamos demasiado tiempo leyendo sobre fotografía, son conceptos que pueden confundirse (de hecho, pasa a menudo).

Como ya dijimos anteriormente, la distancia o longitud focal es es la distancia expresada en milímetros que existe entre en centro óptico de la lente y el foco. Como digo en esa misma entrada, a lo que llamamos «zoom» es al acercamiento y alejamiento de los cristales que contiene el objetivo. Para que nos entendamos, podríamos decir que el zoom es la capacidad del objetivo de variar su distancia focal. El efecto es ese, cuando miramos por el visor, la imagen se acorta o se aleja según aumentamos o disminuimos esa distancia.

Zoom óptico vs zoom digital

Una vez entendido esto, debemos saber que hay dos tipos de zoom, por así decirlo: el zoom óptico y el zoom digital.

El zoom óptico es del que acabamos de hablar: el objetivo tiene varias distancias focales y nos deja pasar de unas a otras; mientras que el zoom digital es la ampliación de la imagen a través del software de la cámara que estamos utilizando. Lo que hace ese software es aumentar la imagen, añadiendo píxeles basados en los que ya existen, creando la ilusión de que estamos más cerca.

Imagen de Taringa.net

Es igual que cuando pasamos una foto a nuestro ordenador y le damos al «zoom» en el visor de imágenes, veremos que simplemente es la misma imagen recortada y ampliada (de hecho, el resultado es mucho mejor cuando hemos tomado una foto y luego la recortamos en nuestro programa de edición que cuando lo hacemos directamente desde la cámara). La pérdida de calidad del zoom digital frente al zoom óptico es inmensa, por lo que no debemos dejarnos impresionar cuando el vendedor nos dice que la cámara compacta que nos ofrece tiene «12x de zoom», puesto que lo que significa eso es que la cámara tiene esa capacidad de «ampliar» la imagen.

Objetivos: ¿para qué sirven todos esos números y letras?

En la entrada anterior hablábamos de las cosas en las que hay que pensar antes de aventurarnos a ampliar nuestro equipo… pero uno de los factores más importantes antes de comprar uno nuevo (y antes de casi cualquier cosa) es tener conocimientos previos del tema para saber qué es lo que estamos haciendo. ¿Para qué? Pues quizá no para evitar que nos timen, sino para evitar timarnos a nosotros mismos. La ignorancia es muy atrevida y si no conocemos ciertos datos sobre las lentes fotográficas podemos dejar que esto nos juegue una mala pasada…

La razón es muy sencilla: alguien que tenga un 18-55mm y piense en que necesita un objetivo con un rango más amplio, nos preguntará qué necesita. Le podríamos decir que se hiciese con un 55-200, por ejemplo… y el entraría en Internet para comprárselo. Buscaría el más barato y… «Es un 55-200. ¡Sólo 100 euros! Me lo compro.» Y no miraría nada más. Pero teniéndolo en casa, quizá descubra que no le ha salido tan barato… Los objetivos no solo se distinguen por «los numeritos del zoom«, vamos a ver qué más hay que mirar.

Distancia focal

Es lo que normalmente leemos primero en un objetivo, lo que creemos que nuestra cámara «tiene de zoom» cuando somos novatos. Pero sí y no… La longitud focal, que se representa en milímetros, es la distancia que existe entre en centro óptico de la lente y el foco (el sensor, en el caso de las cámaras digitales).

Existen dos clases:

Focales fijas: sólo tienen una distancia focal y no podemos moverla, por lo que nos obliga a cambiar de lente con más frecuencia que con una variable o a movernos constantemente. Los cristales son fijos, suelen ofrecer una mayor calidad.

Focales variables: los que tienen zoom. Los números representan la menor y mayor distancia focal que cubre ese objetivo. Los cristales están contenidos en un tubo, que se acorta y se alarga para modificar la distancia entre ellos (eso es a lo que llamamos zoom), por lo que la calidad se reduce con respecto a los fijos.

Apertura

Ya conocemos el término apertura y sabemos lo que son los famosos números F… Pues en el caso de los objetivos, se usan como indicador de la apertura máxima del diafragma de esa lente.

En algunos nos encontramos un solo número (como f/1.8), es decir, una apertura fija, mientras que en otros nos encontramos la variación de esa apertura máxima dependiendo de la distancia focal que estemos usando en cada momento (como f/3.5-5.6)*, es decir, una apertura variable.

*(Para entendernos, si un objetivo es 55-200mm f/3.5-5.6, esto quiere decir más o menos que cuando la distancia focal sea de 55mm, la apertura máxima será 3.5 y que, cuando trabajemos en 200mm, la máxima será de 5.6)

Sabemos de sobra que, a menor número, mayor apertura… Por lo tanto un f/1.4 será bastante más luminoso (y más caro) que un f/1.8 porque permitirá que el diafragma se abra más y que pueda pasar más luz.

Es importante recordar que es tan solo uno de los factores que condicionan la calidad del objetivo, no por ser más luminoso un objetivo será mejor que otro.

Otras siglas

Aquí es donde podemos encontrar mayor confusión porque cada marca usa las suyas propias… Estas siglas representan diferentes características y prestaciones que debemos valorar a la hora de comprar un objetivo, desde el enfoque automático hasta la estabilización, el tipo de lente, etc.

Os pongo una tabla súper útil que he encontrado en Configuracionvisual.com (pinchando en el link podemos leer detalladamente el significado de cada una de ellas)

Una vez conozcamos todo lo que significan los números y las letras que viene junto a la marca de nuestro objetivo, podremos distinguir con criterio lo que debemos comprar de lo que no.

Seguro que ahora entendemos mejor el ejemplo del principio y sabemos que el fallo principal al buscar un objetivo es pensar que el más barato de todos es el que tiene el precio más bajo. Ya sabemos por qué vale unos 100 euros un Tamron 55-200mm f/4.0-5.6 sin estabilizador de imagen (que para nada es un mal objetivo, pero es tan barato por su baja luminosidad y su falta de estabilizador) o por qué un Canon EF 50mm f/1.4 USM cuesta unos 200 euros más que un Canon EF 50mm f/1.8 II.

Y también sabemos mejor qué necesitamos porque ya no sólo conocemos nuestra cámara, sino que sabemos leer qué es lo que tiene cada objetivo para poder complementarla con lo que verdaderamente necesita.